



En Danper estamos convencidos que la equidad de género y el empoderamiento de la mujer son condiciones indispensables para el crecimiento de nuestro país. A lo largo de nuestras plantas de producción y fundos, empleamos a más de 13,000 personas de las cuales 50% son mujeres. Hoy queremos regalarte las historias detrás de las mujeres inspiradoras que forman parte de nuestra organización.






Cedina, operaria de saneamiento en Fundo Muchik, es una firme defensora de la higiene y la calidad en Danper. Además de mantener los baños de la empresa impecables, se dedica a educar a los usuarios en higiene y a cuidar de “sus flores”. Originaria de Cajamarca, su historia de superación la llevó a Trujillo, donde se unió a Danper. Su empeño y respeto han resultado en múltiples reconocimientos. Cedina es un ejemplo de empoderamiento y compromiso con la excelencia en su trabajo.



Martina, con 18 años de servicio en Danper, se ha convertido en una figura respetada y querida en la empresa. Su dedicación y naturaleza altruista la llevaron a asumir una variedad de roles, actualmente se encarga de la planilla del personal de planta y es Representante de los Trabajadores. Su habilidad para abordar problemas y su empatía, la han convertido en un recurso valioso para sus colegas, al tiempo que se desempeña como Embajadora de Salud Emocional en Planta 3. La sonrisa de Martina y su bicicleta son símbolos de su compromiso con el desarrollo de todos los que representa e inspira.



Estela es madre de cinco hijas. Con mucho esfuerzo, superó innumerables desafíos desde su infancia y en su adolescencia. Trabajando en la agricultura desde joven, cuidó a sus hijas sola mientras laboraba en múltiples empleos, pero nunca dejó de preocuparse por ellas y cuidarlas. Luego de unirse a Danper, encontró apoyo y comprensión en una ingeniera de la empresa, que la alentó a comunicarse más con sus hijas y mejorar su calidad de vida. Ahora disfruta de su familia y su trabajo en la cosecha de alcachofas, y sus hijas son su fuente de inspiración. Estela es ejemplo de que la perseverancia y la búsqueda de oportunidades pueden transformar vidas.



Carmen, operaria de empaque en Almacenes Grau de Danper, encontró su vocación de servicio como voluntaria tras el desastre de El Niño en 1982. Luego de unirse a la empresa en 2005 como peladora de alcachofas, Carmen experimentó y superó el trabajo duro y desafiante. Se reincorporó después de una operación y se convirtió en operaria de almacén, donde negoció permisos para asistir a las actuaciones escolares de sus hijas. En respuesta a la pandemia, Danper inició un programa para la salud emocional de sus empleados, y Carmen, con su arraigo y vocación de servicio, se convirtió en Embajadora de la salud emocional. Con más de 15 años en la empresa, Carmen es un ejemplo de dedicación y gratitud.



Rosario, oriunda de Celendín, demostró desde niña su valentía al enfrentar el acoso escolar con determinación. Como ingeniera y madre, cofundó Danper. A pesar de la resistencia inicial debido a su género, aceptó el desafío de ser la primera gerenta general de una empresa agroindustrial en el Perú. En momentos difíciles, su coraje e integridad le abrieron puertas. Hoy, su empresa emplea principalmente a mujeres y ofrece atención médica gratuita, demostrando su compromiso con el bienestar de su equipo.



Esperanza, nacida en Cajabamba, superó innumerables desafíos como madre soltera al no tener educación completa. A pesar de las adversidades, cumplió sus dos metas: brindar educación a su hija y edificar su hogar. Trabajando en Danper, encontró reconocimiento, y rompió récords en la cosecha de espárragos. Su tamaño es su ventaja competitiva en su labor y, frente a los prejuicios en la sociedad, demuestra determinación. Esperanza es un ejemplo de perseverancia y confianza en uno mismo.



Justina, oriunda de Tacna, encontró trabajo en el envasado de espárragos en Danper, desafiando las expectativas familiares. Tras separarse de su pareja, se mudó a Trujillo por trabajo, liderando a un grupo de compañeros por mejores oportunidades. Su determinación la llevó a ser de envasadora a inspectora de calidad. Fue parte del equipo que estableció la planta en Fundo Muchik y prioriza la calidad en su trabajo. Su orgullo se refleja en sus 3 hijas, a quienes ha brindado apoyo en su educación universitaria. Justina es un ejemplo de perseverancia y superación.



Kathya, de 32 años y oriunda de Santiago de Cao, siempre anheló conducir trailers. Desafiando estereotipos, estudió maquinaria en Trujillo y regresó a su ciudad natal en busca de trabajo como montacarguista, sin suerte. En Danper, destacó inicialmente seleccionando espárragos, pero finalmente encontró su verdadera pasión en la operación de maquinaria y montacargas. A pesar de enfrentar desafíos, Kathya ha perseverado y ahora forma parte del equipo de élite de montacarguistas que manejan la producción internacional. Su determinación y valentía son inspiradoras.








